Explorando la Quietud

Joaquín de Luz,  Jesús Carmona,  Lucía Campillo, David Neumann

Nueva York, 2018

Colaboración con

Flamenco Festival

New York City Center

Un proceso físico, energético, emocional y espiritual entre artistas virtuosos para explorar cómo surge el movimiento desde un espacio de quietud y presencia, más allá de la técnica y de los códigos establecidos en sus respectivas disciplinas, explorando y expresando su mundo interior.

Equipo creativo

Jesús Carmona (Danza)

Joaquín De Luz (Danza)

Lucía Campillo (Danza)

David Neumann (Coreografía)

Antonio Lizana (Music)

Ivan Bavcevic (Mentor de introspección)

En esta residencia, los artistas exploraron las posibilidades que ofrece la expresión desde la quietud. ¿Qué ocurre cuando nos centramos en la ausencia de movimiento?

Un trabajo de exploración de la expresión corporal originada en la inacción, conectando con el público desde el interior y creando desde la presencia.

Los artistas, que están acostumbrados a ensayar durante horas para lograr el deleite estético del público, se enfrentaron a la ausencia de los códigos que han regido su carrera. Esto implicó un trabajo de romper esos modelos para entrar en contacto con una expresión más natural, desde la escucha profunda y compenetrada, y la sensibilidad con el ambiente y la energía entre ellos.

Tal como Ivan Bavcevic, mentor de introspección durante la residencia expresó: ‘la quietud es como la hoja en blanco en la que uno escribe. El movimiento es como el escribir, pero la escritura no existiría sin la hoja en blanco, es ella la que dota de significado la escritura. Del mismo modo, la quietud es la que da sentido al movimiento.’

Testimonios

Fue un proceso duro, de mucho trabajo interno en el que teníamos que ser muy conscientes de nuestros cuerpos. Todos nosotros estamos muy habituados, a lo mejor desde los 9 o 10 años, a practicar una y otra vez nuestros pasos hasta que salen perfectamente. Pero ¿Cómo podemos crear y conectarnos entre nosotros y con el público sin dicha estructura?

Para mí lo más bonito fue el hecho de saber que nada iba a salir mal. Confiaba en lo que generaba en mí el movimiento de los otros artistas, y esto era muestra de la interconexión entre nosotros. Me di cuenta que no tengo que cumplir expectativas, sino que tengo que confiar que lo que yo siento funciona

Abordé el reto desde no poner ningún patrón estipulado hacia mi movimiento, haciéndolo desde la libertad y sin estar restringido al código del flamenco. Hemos trabajado desde una verdad y energías interiores, y han surgido movimientos y sentimientos de los que yo no era consciente que estaban dentro de mi. Esto marca un antes y un después para mi, porque sé que esto me lo voy a llevar y permanecerá conmigo durante mucho tiempo.

El público no nos percibió como artistas, sino como personas. Lo que hemos trabajado fue la verdad más profunda que está en nosotros. No con el movimiento, sino incluso con una parada, una respiración, un suspiro. De aquí salgo reforzada con mi baile y mi persona. Me he liberado y he vuelto a coger fuerza